20 diciembre, 2013

Reims, la capital del champán


6 de junio, amanece un día precioso. Los planes para hoy son: ver la catedral, visitar el museo de la rendición y conocer una bodega de champán.









Pero lo primero es desayunar: “pan au chocolat” y “café au lait”. Como el hotel está tan céntrico lo tomamos en la Rue Vesle, una avenida muy comercial llena de restaurantes y bares. Al lado está la catedral, a 300 metros.


Al fondo de la Rue Libergier aparece la catedral de Notre Dame de Reims. Se construyó en el siglo XIII, después de las de París y Chartes. Se comenzó en 1211 aunque el grueso de las obras estaba terminado en 1275 lo que le da la unidad de estilo. Es uno de los edificios góticos de mayor importancia en Francia. Esta catedral era el lugar de consagración de los reyes de Francia en el Antiguo Régimen y la última coronación fue en 1825.



Tanta es su importancia que, durante la primera guerra mundial fue bombardeada por los alemanes, que veían en ella un símbolo nacional de Francia.


Se la calificó de “mártir”. La restauración comenzó en 1919 y se volvió a abrir la catedral en 1938. Los trabajos continúan desde entonces. 





Conserva vidrieras que van desde el siglo XIII al XX; Marc Chagall diseñó la vidriera instalada en 1974 en el eje del ábside.




Me encantó la catedral y los alrededores. La ciudad se destruyó en un 80% durante la primera guerra mundial y el Reims nuevo tiene por tanto una cara Art Decó, que resulta muy vistosa y agradable para pasear. Así que paseando nos acercamos al siguiente objetivo, que está un poco lejos del centro: el museo de la rendición.


Por si no fué suficiente con la primera, Reims también se vió afectada por la segunda guerra mundial. El comandante supremo de las fuerzas aliadas, el General Eisenhower, instaló su cuartel general en el Colegio Moderno y Técnico de Reims. En la sala de operaciones del Gran Estado Mayor de los Cuerpos Expedicionarios aliados en Europa, se firmó la capitulación incondicional de los ejércitos alemanes del tercer Reich el 7 de mayo de 1945. 



El museo de la rendición (12, rue Franklin Roosevelt) está situado en este colegio que se ha declarado monumento histórico. Se mantiene en su estado original con los mapas de operaciones, documentos, objetos y maquetas que muestran el papel de Reims en la guerra desde la ocupación a la liberación pasando por la resistencia. 


Los mapas de las salas cubren todas las paredes y tienen anotaciones sobre dónde estaba cada quién en cada momento. Es como estar en una película americana de la segunda guerra mundial.


 Y algunas vitrinas no tienen desperdicio.


Uff, que cansancio, además hace calor. ¡Vamos a tomar una cerveza fresquita!. Y también hay que comer. A la vuelta del museo hay un bar con terraza que se llama “l'ante-crise” (2, Rue romains). Tomamos plato del día y una copa de champán de remate, que estamos de vacaciones, oye. 


Reims la fundaron los galos y en tiempos de los romanos se convirtió en gran ciudad. Actualmente es una ciudad universitaria de casi 190.000 habitantes y es el centro de la fabricación de champán en Francia. Hay varias cavas en la ciudad pero hay que reservar para poder visitarlas. Por suerte en la bodega Taittinger (9, Place Saint Nicaise) no hacía falta reservar. Desde las 9h30 hasta las 17h30 hay una visita cada 10 minutos en francés o inglés alternativamente, de modo que si el idioma no te viene bien con esperar un poco tienes la visita en la otra lengua. 


La visita dura como una hora. Se baja a la cueva a 18 m bajo tierra , enorme, llena de pasillos y botellas por todos lados. La guía hace un pequeño recorrido histórico de la bodega y del champán en general donde cuenta que la doble fermentación de la uva da un característico vino espumoso, que la botella es de vidrio grueso y tiene el culo en forma de cono para soportar la presión del gas durante la elaboración y que ha de beberse en copa de flauta y muy frío. 


También que fabrican botellas desde ½ litro (Benjamín) a 15 litros (Nabucodonosor).



Al terminar la visita nos invitan a una copa de champán en una sala preciosa, donde también puedes comprar o encargar las botellas que desees. Aunque dónde hay que tomar el champán es en los bares y restaurantes de Reims, aunque con precaución, sobre todo por el precio. Volvemos al hotel paseando y viendo la ciudad.




Un poco de descanso y salimos a cenar. Hay mucha vida estudiantil. El restaurante de la cena fue un fiasco porque tardaron muchísimo en atendernos. Es el "Côté Cuisine" En el 49, Boulevar Foch. 




Ha sido un día largo y mañana nos marchamos para dormir en Estrasburgo y queremos parar en Verdún. Lo contaré en la próxima entrada.



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