Este
mojón es de la Vía Sacra, la carretera entre Bar-le-Duc y
Verdún que, con una noria de camiones abasteció al frente francés
en la batalla de Verdún en la gran guerra. Día y noche sin
descanso circulaban camiones con víveres, armas y hombres.
Por
la mañana temprano nos dirigimos a Verdún, queremos ver el Memorial
de Verdún y el Osario de Douaumont. Un importante
escenario de la primera guerra mundial.
La
batalla de Verdún se produjo en 1916 entre febrero y diciembre,
siendo una de las más sangrientas e inútiles de la primera
guerra mundial. Los alemanes pensaban aplastar al ejército
francés, pero al resistir éste, intentaron desangrarlo pero la
sangría fue casi igual para ambos bandos: más de 750.000
soldados se dejaron la vida en torno a Verdún. Tras
meses de bombardeos, avances y retrocesos la batalla estaba en el
mismo punto que al comienzo; los alemanes nunca tomaron la ciudad,
solo pudieron bombardearla.
No se ve a simple vista desde la carretera, pero aún quedan trincheras en el bosque y socavones de las bombas en los campos. Llegamos al primer destino:
El
Memorial
de Verdún rinde homenaje al compromiso y al sufrimiento de
todos los soldados que lucharon y murieron en esta batalla. La
exposición de aviones, vehículos, armas, munición, uniformes y
efectos personales forman un retrato completo de la guerra. Y allí
está el mojón de “La Vía Sacra” al que me referí antes.
“La
Vía Sacra” era la eficiencia de la cadena de montaje
puesta al servicio de la guerra. Cerca de 1.500 vehículos
pasaban a diario por ella, si alguno se estropeaba se sacaba
de la carretera para que no se interrumpiera el tráfico. Así los soldados
del frente pueden ir a retaguardia, los heridos se llevan al
hospital, llegan refuerzos y munición y hay avituallamiento a
pesar de que Vedún está sitiado. Toda Francia contribuyó a su
mantenimiento.
Ahora
nos dirigimos al otro escenario:
El
Osario de Douaumont y el Cementerio Militar. Una gran torre en
forma de obús y 46 metros de alto domina el edificio de 137 m de
largo. Enfrente el Cementerio Nacional tiene 15.000 tumbas de
soldados franceses identificados; pero dentro del Osario 46 tumbas
colectivas contienen los huesos de 130.000 soldados franceses y
alemanes sin identificar.
En el claustro los cristales rojizos tiñen dramáticamente cada rincón de la exposición de fotos de veteranos de guerra, posando ya mayores junto a retratos de juventud.
Hay una iglesia que se puede visitar, así como la torre y en el exterior a cada lado del cementerio, en sendas colinas me pareció ver una mezquita y una sinagoga.
En el claustro los cristales rojizos tiñen dramáticamente cada rincón de la exposición de fotos de veteranos de guerra, posando ya mayores junto a retratos de juventud.
Hay una iglesia que se puede visitar, así como la torre y en el exterior a cada lado del cementerio, en sendas colinas me pareció ver una mezquita y una sinagoga.
Falta
la última visita:
La
Trinchera de las Bayonetas. Un bombardeo durante la batalla
sepultó vivos a varios soldados franceses... sólo sobresalían las
puntas de las bayonetas. Hoy varias cruces con el cartel “soldado
francés desconocido” señalan el lugar. El memorial, que protege
las tumbas, fue financiado por EEUU.
Este
último paseo por la guerra deja los pelos de punta, pero los bosques
que rodean la ciudad y la misma Verdún
son más que todo esto y recomiendo vivamente visitarla. Las fotos son de la catedral.
Después
de comer y despejar un poco nos dirigimos a Estrasburgo.
Eso será la siguiente entrada.
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